Para sanar, fortalecer y embellecer los cuerpos (eBook)
231 Seiten
Instituto Mora (Verlag)
978-607-8611-04-1 (ISBN)
María José Garrido Asperó. Mexicana. Licenciada, maestra y doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó un posdoctorado en la Universidad de California, campus San Diego. Investigadora titular D de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Premio Marcos y Celia Maus otorgado por la Facultad de Filosofía y Letras, y medalla Alfonso Caso al mérito universitario. Ha impartido cursos en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad Iberoamericana y desde hace algunos años es docente en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Actualmente investiga sobre la historia de la educación física y los deportes en México, siglos XVIII a XX. Es autora de diversas publicaciones sobre la cultura política durante la guerra de Independencia y el primer imperio mexicano y la historia de los deportes. Entre sus publicaciones destacan los libros 'Fiestas cívicas históricas en la ciudad de México, 1765-1823 (2006)'; ''Soborno', 'fraude', 'cohecho'. Los proyectos para evitar la manipulación electoral en las primeras elecciones del México independiente, 1821-1822' (2011), y 'Peloteros, aficionados y chambones. Historia del Juego de Pelota de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823' (2014).
María José Garrido Asperó. Mexicana. Licenciada, maestra y doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó un posdoctorado en la Universidad de California, campus San Diego. Investigadora titular D de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Premio Marcos y Celia Maus otorgado por la Facultad de Filosofía y Letras, y medalla Alfonso Caso al mérito universitario. Ha impartido cursos en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad Iberoamericana y desde hace algunos años es docente en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Actualmente investiga sobre la historia de la educación física y los deportes en México, siglos XVIII a XX. Es autora de diversas publicaciones sobre la cultura política durante la guerra de Independencia y el primer imperio mexicano y la historia de los deportes. Entre sus publicaciones destacan los libros "Fiestas cívicas históricas en la ciudad de México, 1765-1823 (2006)"; "'Soborno', 'fraude', 'cohecho'. Los proyectos para evitar la manipulación electoral en las primeras elecciones del México independiente, 1821-1822" (2011), y "Peloteros, aficionados y chambones. Historia del Juego de Pelota de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823" (2014).
Introducción
Los empresarios de la gimnasia
El profesor Jean Turin
El método de Amorós en México
El gimnasio del general Feliciano Chavarría
El gimnasio del profesor Joaquín Noreña
El gimnasio de Antonio Pérez de Prian
Un gimnasio para niñas y mujeres
La gimnasia en los colegios privados y en los proyectos educativos del Estado
La gimnasia en los colegios privados
La gimnasia en los proyectos educativos del Estado
La gimnasia en algunos colegios y escuelas nacionales
Exámenes públicos
Clases particulares
Otros espacios
La gimnasia en la prensa
La gimnasia en el cuartel y en el consultorio
El Colegio Militar: del baile a la gimnasia
Un manual de gimnasia militar para el ejército mexicano
La Escuela General de Gimnástica del ejército mexicano
Otros esfuerzos militares
Gimnasia medicinal del profesor Joaquín Noreña
La Alhambra Mexicana. Gimnasio medicinalde Adolfo Llanos Alcaraz
Espacios, instrumentos y aparatos en los gimnasios
Otras disciplinas
Esgrima
Juego de pelota vasca o frontón
Equitación
Natación
Boxeo, savate y lucha
Regata
A modo de conclusión. La gimnasia: progreso y estado en 1876
Anexos
Anexo 1
Anexo 2
Anexo 3
Introducción
Ha sido un lugar común en la historiografía afirmar que los deportes modernos fueron introducidos en México durante el periodo porfirista. Se asegura que la paz, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con el resto del mundo y en particular con Estados Unidos y Gran Bretaña, el desarrollo de la economía, la modernización del país, la industrialización y urbanización de las principales ciudades que caracterizaron a ese régimen dieron lugar a que se importaran nuevas y distintas costumbres. Se sostiene que con los empresarios extranjeros y sus fortunas desembarcaron en México los estilos de vida de las naciones modernas de las que provenían. Así, se entiende que uno de los entretenimientos favoritos que sacaron de sus maletas y baúles cuando se establecieron en el país fueron los deportes modernos y que fueron ellos quienes al reproducir en México sus patrones de recreación dieron lugar a que los mexicanos de la elite los adoptaran, luego “nacionalizaran” y en su momento se popularizaran. Pareciera, como señala Miguel Esparza, que sólo fue necesario que los extranjeros practicaran algún deporte para que de inmediato la sociedad mexicana los adoptara e hiciera suyos.1
Esta interpretación sobre el surgimiento de los deportes modernos en México está sustentada en las aportaciones que sobre el fenómeno deportivo ha proporcionado la sociología.2 En estas investigaciones se define, en términos generales y con matices, al deporte moderno –amateur y profesional, individual o por equipos– como la actividad física de competencia que se realiza de manera secularizada, es decir, desprovista de principios o fines religiosos; en la que debe imperar la igualdad de condiciones para todos los competidores, la especialización de la disciplina o ejercicio y la racionalización de las reglas, cuya finalidad es registrar y superar el récord. El deporte moderno así definido se ubica cronológicamente en las sociedades contemporáneas, urbanas e industrializadas y excluye a todas las manifestaciones de ejercicio corporal que no reúnan esas características, dejando a esas expresiones dentro del universo de lo lúdico.
En esas investigaciones se asegura que los deportes modernos tuvieron su origen en la Inglaterra decimonónica y se desarrollaron plenamente a finales de esa centuria; que los procesos históricos fundamentales que permitieron que surgiera fueron el proceso de civilización no planificado cuyo sentido era la formación del Estado moderno, la industrialización de las sociedades y las nuevas condiciones de trabajo urbano que introdujo; la posibilidad de contar con mayores tiempos de ocio ocupado por las elites en actividades físicas de competencia y espectáculo y el proceso por medio del cual se fueron limitando las conductas violentas de la sociedad. Todo ello desembocó en la reglamentación negociada, escrita y difundida de las reglas con que debían practicarse esos ejercicios de competencia física en las instituciones escolares y luego, también, en los nuevos espacios de sociabilidad, los clubes.3
Ese modelo teórico-metodológico que define a los deportes modernos a partir de la necesaria oposición con cualquier otra manifestación de ejercicio corporal que no incluya en su propia definición “la característica de haber sido realizado como una competencia estructurada sobre condiciones de igualdad cuyo fin era la búsqueda de los récords y que utilizó medios cuantitativos y cualitativos para registrarla”, como señala Esparza o, en palabras de Eloy Altuve, como la “comparación de rendimientos corporales medibles, cuyo objetivo es registrar la mejor actuación (el récord) y designar al mejor concurrente (el campeón)” producto del mundo capitalista industrial, ha provocado un abandono total sobre el análisis de lo que pudo haber sucedido, o no, en relación con las actividades físicas recreativas y de competencia en México antes de que tomara el poder el presidente Porfirio Díaz.4 De tal manera que si son pocos los estudios históricos académicos sobre el deporte en México, son menos los que se ocupan del tema previo a la inserción del país en la industrialización y el capitalismo.
Ese marco teórico metodológico ha provocado que los historiadores insertos en esa propuesta no se aventuren a preguntar qué pasaba antes, y si es que sucedía previo al régimen porfirista, como en efecto sucedió, se establezcan entonces los vínculos o relaciones explicativas que proporcionen una interpretación alternativa del proceso de larga duración a través del cual en México se comenzaron a practicar actividades corporales de competencia, se introdujo la idea de educación física y se estableció el deporte moderno, amateur y profesional. Se explique cómo y por qué se hizo común la práctica simultánea de todas esas versiones de ejercicio corporal.
Ese modelo que sostiene con un tono rupturista que los deportes modernos surgieron con la industrialización como la luz eléctrica, el ferrocarril o el automóvil, como los focos y el esmog, ha impedido que se elaboren investigaciones académicas sobre lo sucedido con anterioridad y ha provocado que se afirme, sin evidencia empírica, que todo lo sucedido antes parecido a la práctica de ejercicios corporales y de competencia pertenecía –porque carecía de constancia y estructura a través del tiempo– al universo de lo lúdico o en el mejor de los casos lo relacionen con la educación física como si esta fuera ajena al tema deportivo. Asunto, este último, el de la educación física, que ha sido ignorado por los especialistas en la historia de la educación en México, quienes sólo le han regalado un par de párrafos en sus textos y, en el mejor de los casos, han destacado su incorporación en el ámbito escolar a partir de las reformas educativas del porfiriato afirmando, una vez más, que fue durante esa dictadura cuando se introdujo en los espacios escolares y se desarrolló en el México posrevolucionario.
Esa definición de deporte moderno que está dando lugar a la producción de investigaciones de muy buena calidad para el porfiriato y el siglo xx, en mi opinión, resulta estrecha para el historiador que investiga sobre periodos anteriores porque le impide, de entrada, interrogar sobre un pasado más lejano.5 Lo que es tan absurdo como sugerir que no se debe estudiar al Estado de antiguo régimen porque no era liberal ni democrático; a la economía colonial porque no era capitalista, o sostener que no existen relaciones, nexos causales y explicativos entre uno y otro Estados o entre una y otra economías. La contraposición entre lúdica y deporte moderno y, en especial, educación física contra deporte moderno es poco útil para entender lo sucedido, por lo menos, desde la segunda mitad del siglo xviii y la mayor parte del xix. Además parcela la comprensión pues, en mi opinión, deporte moderno –amateur y profesional–, educación física y la práctica de algún ejercicio corporal con fines de diversión son, desde la mirada del historiador, hábitos diferentes pero a la vez son fragmentos o versiones de un mismo universo.
Es por ello que para esta investigación me sirvo de los conceptos de larga duración y proceso histórico que han sido tan útiles en otros campos de investigación histórica y propongo el de “cultura física” que entiendo como el conjunto de ideas, prácticas y creencias que respecto al ejercicio corporal se expresan en determinada sociedad.6 Estos términos son útiles para ubicar las continuidades y los cambios; para sostener que si bien el ejercicio físico cultivado durante la mayor parte del siglo xix no era el del deporte moderno, ese que exige para ser tal la igualdad de condiciones de los competidores, la especialización, la racionalización de las reglas, la burocratización de su organización y administración, la cuantificación, la búsqueda de los récords, la uniformidad y estructura a través del tiempo, ya lo insinuaba, como han sugerido Vigarello y Holt.7
El concepto de “cultura física”, al ser por su definición más amplio que el de deporte moderno antes señalado, permite demostrar que los ejercicios físicos y los de competencia en la ciudad de México en el siglo xix eran prácticas poco comunes pero no anormales o exóticas, que como tales fueron relevantes y significativas, pues manifiestan una nueva y distinta idea del ejercicio físico, de los fines perseguidos por quienes los practicaban y, del cuerpo y su cuidado. Permite también ubicar, analizar y establecer relaciones explicativas entre las distintas modalidades con que se practicó sin excluir a ninguna de ellas.
Este libro surge de mi anterior investigación en la que analicé las actividades físicas recreativas y de competencias en la ciudad de México entre 1758 y 1823, en particular el juego de pelota vasca o frontón. Entonces descubrí que pese a lo comúnmente aceptado en este territorio se practicaban desde entonces ejercicios corporales de competencia de manera cotidiana, aunque no generalizada; que al menos uno de ellos, el juego de pelota, estaba sometido a reglas estrictas, estaba regulado y organizados en torno a una asociación o protoclub, se contaba con un espacio específico para su práctica o cancha, se organizaba en torno a categorías según las cualidades físicas de los competidores –algunos de los cuales se asumían como “profesionales”–, había equipos y la noción de...
Erscheint lt. Verlag | 20.1.2019 |
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Verlagsort | Mexico City |
Sprache | spanisch |
Themenwelt | Sachbuch/Ratgeber ► Sport ► Leichtathletik / Turnen |
Geisteswissenschaften ► Geschichte | |
Schlagworte | Aspectos sanitarios • Deportes • Disciplina militar • educación física • Gimnasia • Higiene pública • Historia • México • Política social • Siglo XIX • Siglo XX |
ISBN-10 | 607-8611-04-6 / 6078611046 |
ISBN-13 | 978-607-8611-04-1 / 9786078611041 |
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