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El honor del trige y la valentía del dragon (eBook)

eBook Download: EPUB
2018
234 Seiten
Grupo Rodrigo Porrúa (Verlag)
661000008858-4 (EAN)

Lese- und Medienproben

El honor del trige y la valentía del dragon - Daniel de la O Mora
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Cuando Kuno Murakai finalmente regresa a casa y se encuentra con el asesinato de su padre y una de sus hermanas a manos del más despiadado guerrero del imperio, Tatsuno Tatsumaki; no existe otro camino más que intentar restaurar aquello que le enseñaron tiene más valor incluso que la vida, EL HONOR...??Muchas cosas cambiaron durante su prolongada ausencia y pronto tiene que aceptar el hecho de que a pesar de las prodigiosas habilidades de combate aprendidas de su padre asesinado, no puede intentar restaurar el honor de su familia, sin recibir la ayuda de la única hermana que le queda, Mai.??Es con ella con quien finalmente se marcha en busca de lo que cree su destino. Pronto se dará cuenta de lo que significa ser el heredero de su antiguo clan y empuñar la única espada que no puede servir al mal... Hon-Jus-Cor-Pie... La espada reveladora.??La vida de Mai y Kuno jamás será la misma después de toparse con la verdadera obscuridad y enfrentarla por propia mano en un combate a muerte, un combate que puede llevarlos a triunfar y vivir con honor el resto de sus días o fracasar y morir olvidados hasta el fin de los tiempos.??...Una historia que te hará sentir a sus protagonistas y que hará que tus sentidos se entreguen a la adicción literaria que has estado buscando...??

·RESPETO·


Más allá de las lejanas montañas de picos helados, más allá de todo lo que se puede ver a simple vista, existe un lugar asentado en las llanuras; llanuras que pertenecen a una tierra lejana, donde vive una pequeña población de personas humildes dedicadas principalmente a las labores del campo, donde se dice que han ocurrido acontecimientos heroicos, dignos de trascender en el tiempo. Se han escrito algunos cuentos al respecto, la mayoría de ellos involucra a tres jóvenes guerreros deseosos de corregir el rumbo que tomó su pueblo en tiempos difíciles. Otros tantos hablan de un guerrero más antiguo y de una legendaria espada. Se trata de un guerrero incluso más respetado que el más anciano de los sabios de la aldea. Nadie sabe si las historias son ciertas, posiblemente con el pasar de las lunas, la gente, deseosa de historias magníficas que definieran sus raíces, fue implantando ideas propias a estos relatos, que simplemente parecen fantásticos e increíbles y muy posiblemente… irrepetibles. Estos tiempos son de paz en la región, la gente ha vivido tranquilidad por mucho tiempo y ahora todo el heroísmo ha quedado relegado a la memoria de los pocos sabios que todavía existen en esta tierra, la aldea Minatos.

Hoy justamente, es un día digno de celebración, se trata de un nuevo año, en el que cada familia se reúne en sus hogares para recibir juntos la bendición de los Dioses y para pedir por la prosperidad de las cosechas y por la prosperidad de los nuevos individuos que nacerán durante este año, para que un día se conviertan en personas justas, personas dignas de dar y recibir. Pero antes de todo eso, hay algo por lo que se reúnen particularmente y se trata simplemente de un ritual que no es claro para todos los miembros de la aldea Minatos. Durante las celebraciones y justo cuando la luna se observa en lo más alto del cielo, las familias poco a poco se reúnen alrededor de cuatro grandes rocas que se encuentran dispuestas en el centro de la aldea, juntas en un patrón circular. Parece un acto que exige suma devoción, pero por alguna razón el pequeño Kenaru, un inquieto niño de ocho años,

ha decidido no mostrar sus respetos a una pila de piedras, por lo que a pesar de que acude con su familia a reverenciar lo antes dicho, en esta ocasión no inclina su cuerpo como todos los demás, sólo permanece quieto, erguido y mirando al resto. A su izquierda se encuentra su padre, Tao; un hombre fuerte, sencillo y muy respetado por el pueblo; a su derecha, se encuentra su madre, Zenari; una mujer delgada, de buenos modos y quien seguiría a su esposo hasta el rincón más obscuro de la tierra. Hasta Kenaru, que sólo tiene ocho años sabe eso. A la derecha de su madre se encuentran sus tres hermanos; Tantira, su hermana de siete años; Seiku, su hermano de 4 años y el pequeño Zetori, su hermano de 3 años.

Por alguna razón que Kenaru no alcanza a comprender, cada vez que acuden a rendir sus respetos a las cuatro grandes rocas, se arreglan lo mejor posible. Esta noche Kenaru no está dispuesto a hacer lo que le indican sus padres, sin comprender antes por qué tiene que hacerlo.

¿Qué pasa Kenaru?, rinde tus respetos —le dice su madre en tono suave, como es habitual.

—Pero madre, no comprendo esto, ¿de qué se trata esto de venir cada año con estas ropas y pararnos frente a unas rocas sin significado alguno? No entiendo por qué significan tanto para la aldea.

¡Kenaru!, inclínate —dice su padre mirándolo fijamente a los ojos mientras inclina su cuerpo ante tan extraño monumento. Silenciosamente, el padre regresa su mirada al suelo y dice suavemente: —Discúlpalo por favor.

Sorpresivamente, Kenaru siente una mano sobre su hombro derecho y lentamente se le empareja una silueta que le es familiar al instante.

¡Abuelo!, ¡llegaste!

Todos los niños de repente pierden la seriedad del momento para dar rienda suelta a la emoción de ver nuevamente a su querido abuelo.

—Nunca faltaría a este momento —dice el abuelo mientras brinda una sonrisa a cada uno de los niños, quienes ahora le rodean las piernas.

—Padre, en verdad que esta vez nos hiciste esperar —dice Zenari.

—Lo siento hija, pero supongo que a un viejo como yo, se le pueden perdonar cosas como esta.

Déjame ayudarte con ese pesado objeto, abuelo —dice Kenaru mientras intenta tomar lo que su abuelo lleva al hombro.

—Gracias pequeño, pero no es necesario, todavía me queda algo de fuerza.

La madre de Kenaru, como si supiera la respuesta por anticipado, sonríe silenciosamente.

—Hay muchas cosas que todavía no sabes, pequeño Kenaru —dice el abuelo mientras mira hacia las pesadas rocas—. Es mi deber contarte detalladamente de este lugar en algún momento, pero por ahora, debes saber que tienes frente a ti el sagrado lugar donde descansan los restos de quienes fundaron una verdadera dinastía, cuya más valiosa enseñanza, fue saber cuándo dar la vida para proteger a los que no pueden protegerse por sí mismos.

»Bien —dice el abuelo a los niños—, pónganse a mi lado izquierdo; Kenaru, tú a mi derecha. Hagamos todos una respetuosa reverencia y demos gracias por la honorable libertad de nuestro pueblo.

Es la primera vez que Kenaru escucha un claro motivo por el cual agradecer y después de echar un vistazo al rostro serio de su abuelo, mira al frente. Como todos los demás, junta su puño derecho con su palma izquierda e inclina su cuerpo mientras repite con todos los demás al unísono.

Gracias, por la honorable libertad de nuestro pueblo.

A la madre de Kenaru no le sorprende ver cómo su pequeño hijo se deja inspirar por el abuelo; a ella misma le ha inspirado incontables veces y la ha ayudado involuntariamente a ser quién es y a apreciar lo que tiene. Está agradecida, sobre todo, por haber contado con él cuando perdió a su madre en aquel extraño suceso que se encuentra un tanto difuso en su memoria.

Concluida la muestra de respetos y agradecimiento frente a las extrañas rocas apiladas; la familia, incluido el abuelo, se dirigen hacia su hogar para continuar con las celebraciones tradicionales.

—Abuelo —dice Tao—, me inquieta que tengas que hacer un viaje tan largo cada que quieres visitarnos.

—No te preocupes, eso es tan sólo un pequeño sacrificio que siempre estaré dispuesto a hacer, con tal de disfrutar de lo más valioso de la vida, mi amada familia.

—Deberías decidirte a vivir por fin con nosotros, tu familia.

—Sabes que soy un viejo solitario, alguien a quien la quietud no le sienta bien, y es mejor así, me parece que un día entenderás que necesito hacer ese gran viaje más de lo que parece.

—Entiendo abuelo. Pasa por favor, sé bienvenido a tu hogar.

La mesa principal, conocida en su cultura como Kotatsu, está dispuesta para la esperada cena y los niños son los primeros en tomar su lugar, ya que esperan con ansia poder probar el guiso que su madre ha preparado para esta noche.

No se impacienten niños por favor —dice Zenari, su madre—. Por favor lávense las manos.

Los niños reaccionan casi de inmediato y corren a lavarse las manos.

Transcurre gran parte de la noche y cada uno de los miembros de la familia ha disfrutado de las anécdotas contadas por el abuelo y de los vívidos y gratos recuerdos que cada uno de los adultos puso en la mente de todos. La noche está llegando a su fin y la joven pareja,

Tao y Zenari, se quedan un momento sentados, mientras observan cómo el abuelo sonríe y juega con cada uno de sus nietos.

¿Te das cuenta Tao?, mi padre parece un hombre sumamente feliz.

—Así es, es como si hubiera esperado todos sus años para vivir este momento.

—Les doy gracias a los Dioses por haber decidido que él fuera mi padre. No sé qué hubiera sido de mí sin él. Sé que no siempre fue lo que es porque conozco algo de su historia; ahora es un venerable anciano, visiblemente cansado por el tiempo, pero estoy segura de que su espíritu continúa siendo el más fuerte que he conocido en mi vida.

Este venerable anciano está de visita en las tierras donde su hija y su esposo decidieron asentarse y donde ahora se encuentran reunidos festejando la llegada de un nuevo año; todo ha cambiado en este lugar, pero de alguna manera hay recuerdos que lo llevan a imaginarse cómo fue su vida desde el primer momento en que llegó aquí. Ahora vive en una región un poco alejada hacia el Norte, desconocida por su propia familia, pero continuamente hace el cansado viaje para visitar a la familia que tanto ama. Él ahora camina con lentitud, pero sus cortadas manos guardan todavía una potencia equiparable a la de cualquier...

Erscheint lt. Verlag 1.4.2018
Sprache spanisch
Themenwelt Literatur Fantasy / Science Fiction Fantasy
Schlagworte Daniel de la O Mora • El honor del tigre y la valentía del dragón • Grupo Rodrigo Porrúa
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